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El modelo pedagógico que hemos adoptado en nuestra institución es el  crítico social  y

contempla los  siguientes  consideraciones:     La educación freiriana.

La pedagógica de Paulo Freire se sustenta sobre una sólida base epistemológica y política, que permite la construcción de un saber dialéctico y educativo de la realidad latinoamericana, una problematización e interpretación en y desde las prácticas sociales cotidianas. Esto queda representado en diferentes pasajes de la extensa obra de Paulo Freire (2001, 2002 a, 20002 b, 2002c, 2004), relacionados con la necesidad de educar a las clases oprimidas para construir una nueva moral basada en la libertad y el respeto, donde educadores y educandos construyen una relación dialéctica de aprendizaje mutuo, lo cual vale decir además que refleja la influencia del pensamiento marxista no ortodoxo de Gramsci, como también de la filosofía hegeliana y la teología de la liberación. El cuestionamiento que hace Freire respecto de lo que denomina una educación “bancaria”, representa una denuncia, una visibilización de las formas de control y dominación de las élites dirigentes, “una práctica inmovilizadora y encubridora de verdades” (2002 a: 95), para lo cual propone una educación liberadora (Freire: 2001, 2002 a, 20002 b, 2002c, 2004). Para Paulo Freire la educación es ideología y un instrumento de las clases dominantes para consolidarse como clase dirigente y hegemónica; una educación liberadora en cambio “(…) conduce a los oprimidos tarde o temprano, a luchar contra quien los minimizó” (2002 a: 41). Una pedagogía humanista y liberadora, debe conducir inequívocamente a la superación de la contradicción opresor/oprimido, la superación de la contradicción educador / educando y objeto/sujeto. Esto necesariamente debe iniciarse con la liberación del opresor, es decir, una vez que el opresor se reconozca a sí mismo como tal, y a la vez se reconozca como oprimido, podrá iniciarse el proceso de conciencia crítica para la liberación, por medio de una práctica pedagógica democrática y democratizadora. Al decir de Freire: “El opresor sólo solidariza con los oprimidos cuando su gesto deja de ser un gesto ingenuo y sentimental de carácter individual, y pasa a ser una acto de amor hacia ellos (…) los oprimidos dejan de ser una designación abstracta y devienen hombres concretos, despojados y en una situación de injusticia: despojados de su palabra y por eso comprados en su trabajo” (2002 a: 48) La educación liberadora para Freire (2004) pasa desde una posición inicial de “intransitividad de conciencia” a una “conciencia crítica”, que en definitiva es lo que permite la liberación tanto del oprimido como del opresor, que en el sentido freiriano también está en situación de oprimido. Por eso, señala Freire “existir es un concepto dinámico, implica un diálogo eterno del hombre con el hombre; del hombre con el mundo; del hombre con su Creador” (2004: 53). Esta relación hermenéutica, del hombre sobre el mundo y con el mundo mismo, es lo que le permite reconocerlo como una realidad histórica y posible de ser modificada. 5 - Comentarios finales Los discursos respecto de la adaptación de las personas a su realidad o a su contexto social, ha escondido una práctica conservadora y autoritaria del trabajo social, que ha naturalizado el mantenimiento del estatus quo e inconscientemente evita que los sujetos concientes generen proceso de transformación. Freire en su profunda reflexión crítica y humanista, apunta a un reconocimiento de todos los saberes, a una democratización profunda del conocimiento y no instrumentalizarlo a los intereses de dominación de la clase dirigente. Comprender críticamente la realidad y transformarla, debería ser uno de los pilares fundamentales de la educación del siglo XXI, contribuir al diálogo democrático y respetuoso, lograr la unidad en la diversidad y no la adaptación ni la exclusión de lo diferente. Deseamos y promovemos un trabajo social crítico y latinoamericano que nos permita la construcción y protagonismo de sujetos político colectivos, movilizados por la utopía de una sociedad más justas, solidaria y democrática, donde nadie libera a nadie, sino que nos liberamos juntos, nos liberamos en comunión. Planteamos una acción sociopolítica del trabajo social, más allá de los márgenes de lo técnico e institucional, que sea una verdadera praxis política, transformadora de aquellas estructuras responsables de la opresión y generadora de nuevas relaciones sociales, de un nuevo de un nuevo mundo de una reforma moral.


 

Nuestro modelo pedagógico 

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